Juego de confusiones

Pues según cuenta Sergio Blanco, fue de viaje a Düsseldorf con su padre, y al llegar allí él murió tras sufrir atrozmente en una clínica. Un hecho decisivo para emprender tal viaje fue al parecer una exhibición sobre un infame asesino en serie, o quizá tenía que ver con el guión de una película porno, o tal vez la circuncisión de Blanco que se realizaría en la sinagoga de Düsseldorf. A partir de la muerte del padre, el autor y director desarrolla un juego de confusiones en donde convierte su propia vida y su propia posición en la familia en objeto de especulación a través de una performance de autoficción. Se trata de la búsqueda de uno mismo y de cuestionarse sobre las verdades y mentiras que componen la vida.

"El bramido de Düsseldorf" en la prensa

Si al arte lo define el nivel de riesgo, Sergio Blanco, autor y director de “El bramido de Düsseldorf”, es un artista como la copa de un pino. Son tantos los temas de fondo que aborda este montaje, las derivadas que suscitan y las formas tan originales y rompedoras de hacerlo, que el espectador no tiene ni un segundo de tregua en la hora y cuarenta minutos aproximados de duración del mismo. Cada escena, cada giro argumental de este nuevo montaje del franco-uruguayo Sergio Blanco está marcado por la autoficción y es un verdadero soplo de aire fresco en el panorama actual del teatro contemporáneo.

José Miguel Vila, 25.11.2018, Diario Crítico

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