El cuerpo no olvida
Por Margarita Borja
Heidelberg, 7 de febrero de 2024. Hipnotiza el ir y venir de ese Sísifo sobre las tablas. Corriendo de un lado a otro empujando un trapo mojado con las manos y el torso desnudos. Conforme va agotando sus fuerzas, una desesperación contagiosa se va apoderando de él. Cae de rodillas, gime, grita, pero no hay quién le escuche. El escenario está vacío y su trabajo es borrar las huellas de lo que ocurre, mientras el otro performer permanece sentado ante un televisor encendido, al margen del escenario, distante, ajeno a la realidad. Sabemos lo que está transmitiendo ese televisor: noticias tan confusas y desconectadas de la realidad que se prestan para la genial parodia que de ellas hacen los hermanos Saavedra. Ante una mesa, micrófono en mano y expresión de concentrada intelectualidad, el periodista dice: “Papi, papi, papi, papi”. El entrevistado responde: “Papi, papi, papi, papi, papi”. Y cuando un presentador de televisión se para en medio del escenario a hablar en una mezcla absurda e hilarante de lenguas (francés, italiano, japonés, alemán, español) reconocemos inmediatamente ese periodismo hecho de palabras y show, sin sustancia ni realidad: distracción.