El techo del mundo

El lago Titicaca es un poderoso símbolo de lo que es Bolivia: destino turístico privilegiado, país sin acceso al mar pero con milagros naturales, cuna de los incas y otras culturas ancestrales por ellos sometidos. A 70 kilómetros de la ciudad de La Paz y 300 metros sobre el nivel del mar, este lago es la superficie navegable más alta del mundo y lugar sagrado de los incas, donde según la leyenda nació el imperio que en el siglo XVI cayó bajo el yugo de los conquistadores españoles. Seis siglos más tarde, Bolivia captó la atención de la prensa internacional cuando en 2005 eligió al primer presidente indígena de su historia: Evo Morales.

Morales se convirtió así en un símbolo de cambio, un líder venido del campo, de hecho de las plantaciones de coca, una planta que histórica y tradicionalmente se utiliza por sus propiedades medicinales. Pero uno de los grandes retos es evitar que los cultivos legales de coca se conviertan en proveedores de los laboratorios ilegales de cocaína. Lamentablemente, como sucede una y otra vez en Latinoamérica, el gobierno de Evo Morales se vio envuelto en escándalos de corrupción y actitudes dictatoriales que desembocaron en una crisis política.

De los viajeros que regresan a sus países deslumbrados por los paisajes andinos y tropicales bolivianos, y enternecidos por la calidez de su gente, escuchamos que se han encontrado con un país donde conviven la belleza y la pobreza. Y de la mano de la pobreza, la exclusión, la marginalización, la falta de acceso a educación y salud, van problemas más profundos como la violencia sexual. Entre las estructuras patriarcales coloniales, la pobreza, el alcoholismo, la influencia mediática y publicitaria que objetiviza el cuerpo femenino, la situación de la mujer en Bolivia y en general en Latinoamérica es todavía lamentable. Bolivia tiene la mayor tasa de feminicidios en América del Sur con dos por cada cien mil mujeres, según un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de 2018 que incluyó a 19 países de Latinoamérica más España. En 2022, Bolivia reportó 51.911 casos de violencia contra mujeres y menores, 4.000 más de los registrados el año anterior.

La belleza y riqueza del paisaje boliviano se encuentran en riesgo a causa de la explotación minera, las sequías e inundaciones causadas por el cambio climático pero también por fenómenos estacionales como el Fenómeno del Niño que amenazan además la producción agrícola. Pero más allá de sus problemas, Bolivia es un país de extraordinaria riqueza natural y cultural, donde perviven diversas lenguas y tradiciones, más de treinta naciones indígenas que crean un tejido pluricultural que fascina a propios y extraños. El turismo en Bolivia genera casi medio millón de empleos. Antes de la pandemia se reportaron 1,44 millones de turistas extranjeros, número que se ha recuperado rápidamente una vez terminadas las restricciones. Según la viceministra de Turismo de Bolivia, Eliana Ampuero, el turismo internacional en Bolivia creció en un 35% en 2022 y se espera que las cifras continúen aumentando. En la primera mitad de 2022 Bolivia recibió 403.222 turistas que generaron unos 300 millones de euros. Esto significó un incremento del 450% en comparación con el mismo período de 2021, cuando se recibió a 89.000 visitantes. Los principales destinos turísticos son el Parque Nacional Madidi, el Lago Titicaca, el Salar de Uyuni y La Paz: la ciudad capital más alta del mundo, una de las razones por las que se conoce a Bolivia como “el techo del mundo”.