Erotismo entre el desafío y el reconocimiento

Dos hombres se encuentran, luego del entrenamiento deportivo, en el vestuario, un cuarto de lo más simple. Una radio, ni una sola palabra, solo los cuerpos de Luciano Rosso y Alfonso Barón dialogando al ritmo de la coreografía de Rosso y Nicolás Poggi. De cierta manera nos recuerda a una pelea de gallos midiéndose en su fortaleza atlética, el erotismo de los cuerpos, los rituales masculinos, la atmósfera humorística. Dirigidos por Hermes Gaido, los bailarines representan, en base a un intenso despliegue de rendimiento físico, ese juego de ida y vuelta entre el desafío y el reconocimiento.

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